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 | Por Padre Gustavo Ruiz

Los Hermanos Separados sobre la Virgen María

Los hermanos separados dicen: ¿Por qué los católicos adoran a la Virgen María? Solamente se debe adorar a Dios.

Primero que nada, hay que decir que los católicos no adoramos a la Virgen María. El culto que le profesamos no es adoración, puesto que ésta corresponde únicamente a Dios. Los católicos veneramos a Santa María, porque Ella es la mujer a quien Dios escogió para que fuera la Madre de Cristo. Es decir, María no es una persona cualquiera, es la Madre del mismo Dios. Recordemos el pasaje de la visitación:

“Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno.”” (Lucas 1, 41-42)

Isabel llama a María “Bendita tú entre las mujeres”, y la llama de este modo por inspiración del Espíritu Santo, del cual se llena luego de escuchar el saludo de María. Y la Virgen misma dice en los siguientes versículos:

“Y dijo María: “Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador, porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada.” (Lucas 1, 46-48)

María es bienaventurada por el hecho de haber sido escogida por Dios para llevar al Salvador en su seno, y por ello los católicos la hemos llamado así durante “todas las generaciones”. El respeto y veneración que le profesamos los católicos a la Santísima Virgen tiene, por lo tanto, bases bíblicas sólidas.

Nuevamente, los hermanos separados nos dicen que: María no es madre de Dios, es solamente madre de Cristo. No puede ser madre de Dios porque Dios es infinito y eterno, y María no.

Nosotros podemos responder que Isabel, en el pasaje de la visitación, llama a María “La madre de mi Señor” (Lucas 1, 43). Ciertamente, el Señor es Jesús, quien es Dios mismo. Si aceptamos que María es verdadera y real madre del Señor Jesús, entonces Ella es, por tanto, verdadera y real Madre de Dios, puesto que el Señor Jesús es Dios mismo. Pretender que María es madre “solamente” del cuerpo físico del Señor es absurdo. El Señor Jesús es una persona completa. Pretender separar su divinidad y su humanidad es absurdo, y es una herejía conocida como nestorianismo, que dice que hay dos personas separadas en Cristo encarnado: una divina (el hijo de Dios) y otra humana (el hijo de María). La herejía fue condenada y la doctrina aclarada en el Concilio de Éfeso en el año 431 después de Cristo.

Lógicamente, la divinidad del Señor Jesús no proviene de María, pero no por esto ella deja de ser verdaderamente Su Madre. Lo mismo sucede con nosotros: el alma inmortal que cada uno de nosotros posee proviene directamente de Dios, pero eso no significa que mi madre no sea verdadera madre mía. Hay que recordar que fue voluntad del Señor el haberse encarnado en una mujer, y que esa Mujer fuese su Madre. Dios no necesitaba una Madre, pero quiso actuar así en su plan de Salvación, y por su Voluntad María fue elegida como la Madre de Dios “porque ninguna cosa es imposible para Dios” (Lucas 1, 37).

Espero que estas pocas explicaciones nos ayuden a aclarar un poco el misterio de la Virgen María en el plan de salvación de Dios para cada uno de nosotros. Nuestros hermanos separados solamente opacan la gran aportación de la Virgen María a nuestra redención por parte del Señor Jesús. En los próximos artículos voy a hablar más sobre este tema. Por ahora, al acercarse la Navidad, reflexionemos en el misterio de la Maternidad de la Virgen María y en el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo. ¡Dios los bendiga!