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 | Padre Gustavo Ruiz

El Camino de Jesus Hacia el Calvario

Jerusalén nos habla de Dios, ahí termina el recorrido terreno-vital de Jesús, del ‘Dios con nosotros’. Uno de los momentos que ha quedado profundamente marcado en la memoria de los cristianos ha sido el recorrido de la Vía Dolorosa, el camino de la Cruz del Señor hacia el Calvario. Actualmente, se puede hacer este recorrido por las estrechas calles de Jerusalén, siguiendo en catorce estaciones, los momentos mas significativos de Jesús. Aunque por la pandemia del Coronavirus, ahora es casi imposible poder recorrerlos.

La Primera Estación es cercana al Monasterio de la Flagelación, donde Cristo fue interrogado por Poncio Pilato y, posteriormente, condenado a muerte. Pilato envió entonces a Jesús a ser azotado (Juan 19, 1-3). La capilla construida en los años posteriores a 1920 donde hubo un edificio erigido por los Cruzados, es ahora llevado por los Franciscanos. Este edificio posee unas magnificas vidrieras representando a Cristo siendo martirizado en la columna, a Pilato lavándose las manos y a la liberación de Barrabás. Sobre el altar mayor, bajo la cúpula central, sen encuentra un mosaico en el que aparece la Corona de espinas.

La Segunda Estación se encuentra cerca de la antigua construcción romana conocida como el Arco del ‘Ecce Homo’, en memoria de las palabras pronunciadas por Poncio Pilato: “He aquí el Hombre”, mientras mostraba a Jesucristo al pueblo de Jerusalén. Solo una parte de este arco triunfal, erigido por Adriano, en el año 135 a. C., para celebrar la caída de Jerusalén, es visible actualmente. En algunas de las piedras existen signos de un antiguo juego de dados, lo que da soporte a la afirmación de que se trata del lugar donde los sodados romanos se jugaron a suerte las ropas de Jesús.

La Tercera Estación penitencial rememora la primera caída de Cristo en su camino a la crucifixión. El lugar viene señalado por una pequeña capilla que pertenece a la Iglesia Católica Armenia. Es un edificio del siglo XIX renovado por soldados católicos durante la Segunda Guerra Mundial.

La Cuarta Estación, el encuentro entre Jesús y su madre, se conmemora mediante un pequeño oratorio adornado con un bajorrelieve cincelado por el artista polaco Zieliensky. Este encuentro, sin embargo, no aparece en los textos canónicos.

Una inscripción en la entrada de una puerta indica el lugar del encuentro entre Jesús y Simón el Cirineo, evento recordado en la Quinta Estación. Este hombre fue quien llevó la pesada Cruz de Cristo hasta el monte Gólgota (Calvario), el lugar de la crucifixión. Este episodio se relata en los tres Evangelios sinópticos.

La Sexta Estación queda representada en un conjunto escultórico del siglo XIX en el que se aprecia a la Verónica ofreciéndole el velo a Jesús. Una iglesia perteneciente a griegos católicos conserva la memoria del encuentro entre Jesús y la Verónica, cuya tumba también puede ser visitada en la misma.

El lugar de la segunda caída de Jesús, y Séptima Estación, está señalado con un pilar situado entre la Vía Dolorosa y la pintoresca calle del Mercado.

En el muro exterior del monasterio griego ortodoxo hay una cruz tallada ennegrecida por el tiempo. Este es el lugar donde se supone que Jesús encontró a las piadosas mujeres, como aparece en el Evangelio según San Lucas. Hecho recordado en la Octava Estación.

La tercera caída de Jesús – y Novena Estación – es señalada con una columna de la época romana a la entrada del monasterio copto.

Las siguientes Estaciones Penitenciales – de la Decima a la Décimo Cuarta – están situadas dentro de la Iglesia del Santo Sepulcro; edificio construido sobre el Calvario, donde aconteció la muerte de Jesucristo.

La meditación del viacrucis es una antiquísima devoción que, a decir de los santos, es un medio eficaz para mover el corazón al arrepentimiento y a la conversión. No podemos ser indiferentes ante grandes pruebas de amor. Cristo no ha escatimado nada por conseguir nuestra salvación: humillación, vejaciones, la entrega de la vida misma. Luchemos por corresponder a este inmenso amor de Dios, que nos amó hasta el extremo. Aunque el año pasado vivimos estos momentos desde casa por la pandemia, tratemos ahora de poder venir a la Iglesia a rezar con devoción estos Sagrados Misterios de Amor del Viacrucis. ¡Dios los bendiga!