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Por Doug Culp

La Iglesia doméstica

El año pasado, el Sínodo Ordinario de los Obispos dialogo sobre varios temas relacionados a la familia. En este artículo exploramos la Iglesia doméstica.

Un origen trinitario

La Iglesia tiene su origen en la Santísima Trinidad. Desde el principio, la Iglesia era parte del plan del Padre para la salvación. La salvación, recordemos, viene de la palabra salve (bálsamo), que significa "para sanar, para hacer todo". Así que la Iglesia siempre ha sido una parte del plan de comunión del Padre, o un instrumento para compartir su vida divina con todas las personas.

Jesús vino a cumplir el plan de comunión, plan que era del Padre desde el principio. Jesús, como el corazón de esta comunión, se convirtió en el "bálsamo" de la humanidad para que todos sean uno en Dios. Aparte de anunciar el reino de Dios con sus palabras y obras, Jesús también estableció la estructura visible de la Iglesia a través de la selección de sus doce apóstoles y su nombramiento de Pedro como la cabeza.

La Iglesia fue revelada como una comunidad visible facultada para proclamar las buenas nuevas de salvación por el Espíritu Santo en Pentecostés. Según el Catecismo Católico de los Estados Unidos para los Adultos (USCCA), este mismo Espíritu sigue manteniendo "la estabilidad, durabilidad, y la continuidad de la Iglesia, tanto en circunstancias históricas favorables como desfavorables". (USCCA, 125)

El sacramento de la salvación

Sabemos que Cristo vive y actúa en y con su Iglesia a través de los sacramentos, que comunican su gracia. Siendo acciones del Espíritu Santo obrando en su Iglesia, los sacramentos manifiestan y comunican a la humanidad el misterio de la comunión con el Dios que es amor.

Al mismo tiempo, la misma Iglesia es el sacramento de la salvación—o signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano”. (Catecismo de la Iglesia Católica, 775) Esta salvación es comunicada a nosotros por el Espíritu a través de la Iglesia y de sus siete sacramentos. 

Por su parte, la Iglesia y sus miembros estamos llamados a "amar a Dios, a los demás y a nosotros mismos, y así ser testigo comunitario del amor con que Cristo salvó al mundo". (USCCA, 129) En otras palabras, debido a que la Iglesia participa en la comunión trinitaria, que es Dios, también está llamada a ser una fuente de unidad para todas las personas.

Una comunidad más fundamental

Hay, sin embargo, una comunidad más fundamental. Sin duda, “la familia es la célula original de la vida social” de acuerdo con el catecismo. (CIC, 2207) Es la sociedad natural en la cual el hombre y la mujer se entregan en el amor y en el don de la vida. “La autoridad, la estabilidad y una vida de relaciones dentro de la familia constituyen los fundamentos de la libertad, la seguridad y la fraternidad en la sociedad. … La vida familiar es una iniciación a la vida en sociedad”.

De la misma manera, sin embargo, la Relatio Synodi del Sínodo Extraordinario de los Obispos sobre la Familia expresa la profunda verdad que la familia cristiana constituye la "célula fundamental" de la parroquia, de la diócesis y de la Iglesia universal. También la familia es una manifestación de la Iglesia, ya que es ésta la Iglesia doméstica. La Relatio Synodi afirma que una "persona comienza su experiencia eclesial de comunión entre las personas, lo que refleja, a través de la gracia, el misterio de la Trinidad".

En efecto, la familia es un microcosmos de la Iglesia universal. Al igual que la Iglesia, la familia está llamada a ser santa, no porque sea perfecta, sino por la gracia de Dios obrando en ella. Cuando se responde a esta llamada, la familia, o la iglesia doméstica, se convierte, al igual que la Iglesia misma, en un icono de la comunión de amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Al igual que la Iglesia, el hogar cristiano es el lugar donde los niños reciben el anuncio de la fe - ¡por primera vez! Al igual que la Iglesia, el hogar cristiano debe ser una escuela de virtud y una comunidad de amor. Además, Cristo ha llamado a todos los miembros de la familia, como ha llamado a todos los miembros del cuerpo de Cristo, a la unión con Dios a través del bautismo y de los demás sacramentos.

La familia también participa de la misión de la Iglesia. Lleva a cabo esta misión principalmente mediante la promoción del amor en el hogar. "Cuando los miembros de una familia rezan juntos, participan en un proceso de aprendizaje de por vida, se perdonan mutuamente, se sirven los unos a los otros, dan la bienvenida a los demás, afirman y celebran la vida y llevan la justicia y la misericordia a la comunidad, ellos se ayudan mutuamente a vivir la fe y a crecer en la fe". (USCCA, 398) Es a través de este amor familiar que la comunidad de la Iglesia, y la sociedad en general, son construidas.

¿Qué es lo que dijo el sínodo extraordinario?

Debido a la importancia de la Iglesia doméstica para la vida de la Iglesia, los obispos convocaron a la Iglesia para que apoye a las familias en su Relatio Synodi. La Iglesia debe ser una comunidad acogedora, que ofrece apoyo a los padres, tanto en situaciones complejas como en la vida cotidiana, apoyándoles “en su trabajo de criar a los hijos, acompañado a los niños, a los adolescentes y a los jóvenes en su desarrollo a través de programas pastorales especializados, capaces de presentarles el sentido pleno de la vida y animándoles en sus decisiones y responsabilidades, viviendo a la luz del Evangelio".

Pregunta sobre el catecismo 

Pon a prueba tu conocimiento de la enseñanza de la Iglesia sobre la familia, respondiendo a lo siguiente: ¿Cuál de las siguientes afirmaciones la comunidad política tiene el deber de asegurar en favor de la familia?

A. la libertad de fundar un hogar, de tener hijos y de educarlos de acuerdo con sus propias convicciones morales y religiosas;

B. la protección de la estabilidad del vínculo conyugal y de la institución familiar;

C. el derecho a la propiedad privada, a la libertad de iniciativa, a tener un trabajo, una vivienda, y el derecho a emigrar.

D. solamente a y b

E. a, b y c

F. solamente a y c

Respuesta: e) a, b y c (El Catecismo de la Iglesia Católica, 2211)


Doug Culp es el CAO y el secretario para la vida pastoral de la Diócesis de Lexington, Kentucky. Tiene una maestría en teología de la Catholic Theological Union en Chicago.