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 | Por Michael St. Pierre, Ed.D.

Persistencia y Perseverancia

Supere los desafíos para permanecer en oración

De vez en cuando, cuando salimos de la iglesia, mi hijo de 18 años se queja de que la homilía no le habló “directamente” cuando era adolescente. Si bien estoy de acuerdo con él en que una homilía perfecta cada semana que hable directamente a nuestros corazones sería ideal, mi voz de “padre” intervino con algunas palabras de razón y realidad: el homilista debe abordar los pasajes de las Escrituras del día, sin mencionar otros temas o tiempos litúrgicos al preparar una homilía. Y luego, encontramos un terreno común: ambos admiramos y respetamos a nuestro sacerdote.

Pero esta sensación de insatisfacción puede brotar en cualquiera de nosotros de vez en cuando. Situaciones como esta pueden poner a prueba nuestra perseverancia en nuestra vida de fe y otras áreas de nuestra vida. Cuando las cosas no son como las queremos, en la forma en que las queremos, podemos sentirnos como adolescentes descontentos.

Estos desafíos no se limitan a la vida parroquial. Puede ser difícil persistir en la oración personal, especialmente cuando parece que Dios no responde nuestras oraciones. Los santos a menudo se refieren a esto como "sequedad", o esa sensación de que Dios está lejos y simplemente nos limitamos a actuar mecánicamente. Como dijo el Papa Emérito Benedicto XVI en 2007, “La santidad no consiste en no haber errado ni pecado nunca. La santidad aumenta la capacidad de conversión, arrepentimiento y voluntad de empezar de nuevo, especialmente para la reconciliación y el perdón”.

El cuarto hábito de una persona devota, Persistencia y Perseverancia, responde a la pregunta "¿Cómo puedo superar los desafíos de la vida y permanecer en oración?"

Dos áreas nos dan espacio para construir una mayor resiliencia: la participación en la vida parroquial y la oración diaria. Ambas áreas son un regalo.

Primero, ser miembro de una parroquia es una calle de doble sentido. Encontrar tu lugar en una parroquia es fundamental, y esto pasa por la implicación. En una parroquia, los feligreses pueden transformarse. Encontrar un ministerio en el cual invertir tiempo y energía puede generar dividendos y poner énfasis en los demás, en lugar de en nosotros mismos.

En segundo lugar, la oración diaria nos brinda la oportunidad de resistir. Puede invitar a un sacerdote, hermano o hermana religiosos para que sirva como su director espiritual y ofrezca comentarios sobre su vida de oración con regularidad. O puede buscar un grupo de intercambio de fe en línea o en persona que lo apoye y le brinde espacio para hablar sobre su vida de oración. Podemos volver a la oración con mayor determinación cuando escuchamos cómo oran los demás.

Hoy, la Iglesia necesita católicos persistentes y perseverantes que hagan de nuestras parroquias comunidades acogedoras de santidad, vitalidad y alcance.


Michael St. Pierre, Ed.D. es el director ejecutivo de Catholic Campus Ministry Association, el fundador de Nonprofit Productive y el autor de The Five Habits of Prayerful People: A No-Excuses Guide to Strengthening Your Relationship with God.