Share this story


 | Por FAITH Catholic Staff

Ordenación 2021

 

La Diócesis de Lansing fue bendecida con dos nuevos sacerdotes el 12 de junio. El obispo Earl Boyea ordenó a Mark Martin II y Miguel Colunga-Santoyo al sacerdocio en la parroquia St. Thomas Aquinas, en East Lansing. El obispo Boyea también ordenó a Russell Ward como miembro de la congregación religiosa de los Legionarios de Cristo. En las siguientes páginas, conozca a nuestros sacerdotes más recientes sacerdotes y disfrute de las fotos de su ordenación. Puede ver más fotos en WWW.FAITHMAG.COM.

 

El padre Mark Martin se convirtió al catolicismo hacia el final de la escuela secundaria y desde entonces ha sido feligrés de St. Anthony of Padua, en Hillsdale. Está asignado a la parroquia St. Gerard, en Lansing.

P. ¿Qué consejo tienes para discernir una vocación?

R. Mi consejo es bastante simple. Mantente cerca de Jesús, pregúntale cuál es su voluntad para ti y presta atención a los deseos que surgen en tu propio corazón. Creo que este último paso es a menudo el que puede faltar. Buscamos un rayo del cielo cuando Dios nos habla desde adentro.

¿Cómo ha sido para ti la vida de seminarista?

Como seminaristas tenemos la bendición de tener la oportunidad de pasar largos períodos de oración, lo cual me ha llevado a la mayor bendición de mi tiempo en el seminario: acercarme más a Jesús. Una segunda bendición es la fraternidad que compartimos como hermanos seminaristas. Aprender las verdades de la teología y ver cómo todas estas encajan maravillosamente es también otra bendición.

¿Qué te llevó a responder al llamado de Dios para convertirte en sacerdote?

Al principio fue la perseverancia del Señor, ¡a pesar de mi propia terquedad! Al final tuve una poderosa confesión donde sentí que el Señor me decía: “Ese podrías ser tú con esa estola violeta”, con lo cual quiso decir que algún día podría escuchar confesiones como sacerdote y compartir de manera extraordinaria esta misión de reconciliación. Ese fue un punto de inflexión para mí, en mi propio discernimiento.

¿Qué mensaje transmitirías a quienes quieren servir a Dios, pero no saben cómo?

Yo diría que empieces por servir a Dios en lo que él ha puesto delante de ti. Si estás casado, por ejemplo, vivir tu vocación marital siendo fiel a tu cónyuge e hijos es en sí mismo un servicio a Dios. Después de eso, te animo a que hagas todo lo posible por crecer en tu relación con Jesús. Ora todos los días. Lee las Escrituras a diario y, si no sabes por dónde empezar, ¡el Evangelio de Mateo es un buen lugar! Aprovecha los sacramentos, especialmente a través de una recepción frecuente de la Sagrada Eucaristía y el sacramento de la confesión. Luego, ve cómo Dios busca que lo sirvas al atraer tu corazón. Este servicio a menudo comienza con las personas que nos rodean: vecinos, familia y amigos, nuestra familia extendida. Todos necesitamos a Jesús, y no hay mayor servicio que proclamar a quienes nos rodean que solo Jesucristo es “el Camino, la Verdad y la Vida”, y que “nadie va al Padre sino por [él]”. (Jn 14, 6).


El Padre Miguel Colunga-Santoyo nació y se crio en East Lansing, además, ha sido feligrés en St. Thomas Aquinas/St. John Student Center. Está asignado a la parroquia de St. Patrick, en Brighton.

¿Qué mensaje transmitirías a quienes quieren servir a Dios, pero no saben cómo?

Que Empiece por esforzarse en amar a Dios sobre todas las cosas y a su prójimo como a sí mismo. ¡Este es el cumplimiento de toda la ley de Dios! También que apunte a la realización de la vocación de todos en la vida: la santidad. Porque ser santo es ser como Dios, y Él es la perfección del amor. ¡Gran tarea! Entonces, ¿cómo vivimos esta vida de amor? Concentrándonos primero en desarrollar una vida de oración regular. Ya que en la oración ambos recibimos el amor de Dios y crecemos en este.

¿Qué te llevó a responder al llamado de Dios para convertirte en sacerdote?

Durante mi primer año de secundaria, Dios me guio a través de una profunda experiencia de conversión, en un retiro juvenil parroquial. Ese retiro no solo me prendió fuego por la fe, sino que me permitió ser más receptivo para escuchar el llamado de Dios. A partir de ese momento, la idea del sacerdocio me cautivó y me encontré repitiendo la misma pregunta en mi corazón: “¿Dios me está llamando a ser sacerdote?”

¿Cómo ha sido para ti la vida de seminarista?

¡Una verdadera aventura! Ha estado lleno de una inmensa cantidad de gozo cuando encontré el amor del Señor por mí, y he recibido tantas bendiciones como sanaciones de él a través de la vida de oración del seminario.

¿Qué consejo tienes para discernir una vocación?

¡Nunca dejes que tus miedos o sentimientos de debilidad o insuficiencia te impidan seguir al Señor, especialmente si lo escuchas llamándote! Porque cuando Jesús llamó a su discípulo Mateo para que lo siguiera, este se levantó y lo siguió (Mt 9, 9). Nota que Mateo no se detuvo a mirar sus propios miedos e insuficiencias ni decidir si seguir a Jesús o no. Más bien, simplemente se levantó y lo siguió. Recuerde también que Jesús, siendo Dios, también sabía a quién estaba llamando: una persona quebrantada, imperfecta y pecadora. Sin embargo, ¡eso tampoco detuvo a Jesús! Entonces, si escuchas a Dios tirando de tu corazón para seguirlo, ¡levántate y síguelo sin vacilar ni demorar!


El padre Russell Ward pertenece a la congregación religiosa de los Legionarios de Cristo. Dicha congregación fue fundada en 1941 y se dedica a formar católicos como apóstoles comprometidos que transforman tanto sus propios corazones como la sociedad a través del Evangelio. Como miembro de esta congregación, el p. Ward espera enseñar teología moral, por lo que su primera tarea es realizar estudios de doctorado. Completará su maestría en estudios teológicos en mayo de 2022, en la Universidad de Notre Dame, ubicada en South Bend.

¿Cómo supo que fue llamado al sacerdocio?

Cuando tenía 13 años, tuve una experiencia muy profunda del amor de Cristo durante un momento de oración ante Nuestro Señor, en la Eucaristía. En ese momento, simplemente supe en el fondo de mi corazón que estaba siendo llamado a vivir para Cristo y difundir este amor a los demás.

¿Quién te influyó en la decisión de convertirte en sacerdote?

Los primeros serían mis padres, que siempre han sido ejemplos para mí de amor dedicado y entrega. Incluso durante las dificultades y desafíos, la fe siempre fue una pieza central de la vida familiar. En segundo lugar, estaría el párroco, el padre Amos Wischmeyer, quien me dio la imagen de un sacerdote enamorado del Señor y de su parroquia. Por último, hay muchos dentro de la congregación de los legionarios que me han formado, apoyado en las pruebas, y los considero mis hermanos en el Señor.

¿Qué mensaje transmitirías a quienes quieren servir a Dios, pero no saben cómo?

Creo que el mensaje del Papa San Juan Pablo II es el mejor consejo aquí: ¡No tengas miedo! Jesucristo no quita nada; solo da plenitud y alegría en abundancia.