Los Instintos de Nuestra Fe
Al estudiar la Iglesia, siempre me han cautivado las nociones eclesiológicas del Sentido de la Fe (Sensus Fidei, en latín) y el Sentido de los Fieles (Sensus Fidelium).
El primero, sensus fidei, se refiere a la certeza de los creyentes de las verdades fundamentales de la fe. “Debido a su unción por el Espíritu Santo, todo el cuerpo de los fieles posee un sentido seguro de la fe” como lo describió el Concilio Vaticano II en Lumen Gentium n. 12.
La segunda noción, sensus fidelium, se refiere al papel de los fieles en vivir y expresar activamente esa fe. Se refiere a cómo los fieles como comunidad de creyentes, no individualmente, comprenden y viven la fe.
No tenemos definiciones o explicaciones definitivas de cómo operan estas dos nociones, lo cual es apropiado ya que toda nuestra teología nos anima a estar genuinamente comprometidos con ser una iglesia guiada siempre por la presencia eterna del Espíritu Santo y su gracia transformadora que ofrece a la iglesia, y no confiar solo en nuestras construcciones intelectuales, temporales e imperfectas.
¿Por qué estoy compartiendo esto? Desde marzo del 2020, he estado discerniendo signos de lo que significa el sentido de fe y el sentido de los fieles en la era COVID que vivimos, y cómo permitimos que el Espíritu Santo nos guíe hacia una nueva época en nuestro camino de fe en medio de tanta incertidumbre, que con suerte será libre de COVID.
Con nuestras parroquias todavía operando limitadamente, ESCAP (Escuela de Capacitación Pastoral) en línea, sin la posibilidad de realizar reuniones de oración, formación de fe y convivencia presenciales; la incertidumbre y los riesgos que enfrentamos como comunidad me han hecho temeroso y me han preocupado de perder oportunidades significativas para seguir viviendo nuestra fe y que el sentido de comunidad desaparezca.
Pero ese miedo es mío, preocupándome humanamente sin prestar atención a lo que Dios, Padre-Hijo-Espíritu es (una comunidad eterna de amor) y los fieles (fidelium) ya saben instintivamente.
Durante estos tiempos difíciles en nuestro mundo, los Católicos fieles y devotos han preservado y se han comprometido a profundizar su fe a pesar de las dificultades que enfrentamos. He presenciado un número creciente de laicos que se inscriben en nuestros cursos bíblicos y de liderazgo pastoral en línea. Hemos organizado seminarios web para profundizar algunas de las expresiones importantes de nuestra fe: devoción a María, análisis bíblicos en profundidad de temas de teología bíblica, aprender de las contribuciones de los movimientos apostólicos laicos, por nombrar algunos.
Me sorprende positivamente la respuesta de la gran cantidad de personas que se conectan en salas de oración en línea, siguen transmisiones en vivo de las celebraciones eucarísticas dominicales, asisten a grupos virtuales de estudio bíblico, sesiones de liderazgo pastoral y de fe, motivados únicamente por el deseo de profundizar y nutrir esa convicción instintiva de fe (sensus fidei) de que Dios está siempre con nosotros. Buscamos formas de vivir esa convicción, incluso con nuestras comunidades virtuales, sensus fidelium “virtualis,” para acuñar un nuevo termino.
En otro lugar, he compartido que el llamado al discipulado misionero de la Iglesia en estos tiempos desafiantes puede que ni siquiera implique salir de su sala donde pueda enchufar su computadora o teléfono inteligente para conectarse para tener un crecimiento significativo en la fe y formar comunidad. Soy testigo de cómo las personas se conectan a los espacios en línea y crecen en su fe, sabiendo instintivamente que Dios está siempre presente y siempre nos habla, especialmente en tiempos difíciles. Una participante en línea de nuestro grupo de estudio bíblico del Nuevo Testamento compartió con el grupo: “Todos necesitamos agudizar nuestras habilidades de escucha para discernir la palabra reveladora de Dios para los tiempos de hoy”.
Este sentir de los fieles me ha demostrado la importancia de que los líderes pastorales estén en constante discernimiento y cerca de la gente, sin importar cuán desafiante pueda ser esto. El sensus fidelium conserva la única fe verdadera a lo largo del tiempo y en medio de obstáculos. La Iglesia debe estar ahí para acompañar, apoyar y ayudar a fortalecer la relación de las personas con Dios, quien nos invita a participar en la comunidad de Padre-Hijo-Espíritu.
La Oficina de Ministerio Hispanos ha estado escuchando en oración los nuevos signos de nuestros tiempos. Valora y toma en serio las preocupaciones de fe de las personas (sensus fidelium) y responde a la necesidad de crear oportunidades de formación en la fe y espacios de construcción comunitaria con diversas iniciativas.
Desde enero, reanudamos nuestro grupo de estudio del Nuevo Testamento. Ofrecimos clases virtuales para apoyar a los padres de familia en la desafiante vocación de ser los primeros educadores en la fe de sus hijos. Ofrecimos un curso sobre habilidades de comunicación efectiva en contextos pastorales. Estamos colaborando con Catholic Relief Services para formar una comunidad de solidaridad que se unirá a los esfuerzos nacionales de los Obispos en los Estados Unidos para poner fin a la pobreza mundial. Nos asociamos con el Leadership Roundtable para capacitar a líderes latina/os en nuestra diócesis en habilidades de liderazgo pastoral profesional. Estamos colaborando con la Oficina Diocesana de Familias para involucrar a latino/as en conversaciones sobre las experiencias que viven las familias. Como nos enseñó el 2020, continuaremos con estas y más iniciativas, “un día a la vez” caminando con el pueblo de Dios.
Me siento reafirmado en mi fe, presenciando en estos espacios en línea, el sensus fidei, la seguridad de fe en Dios, profundamente presente cada vez que compartimos los dolores de las experiencias actuales desde el aislamiento de nuestros hogares, y los testimonios de la fe viva y la esperanza de la gente: Sensus Fidelium.
PARA OBTENER MÁS INFORMACIÓN sobre las oportunidades actuales y futuras de formación en la fe y liderazgo pastoral, visite el sitio web de la Oficina del Ministerio Hispano.