
¿Te pone nervioso confesarte?
Recuerda que es un poderoso don de nuestro Señor
Recuerda que es un poderoso don de nuestro Señor
Tengo que confesarles algo ... Me encanta la confesión. A lo largo de mi vida, el Sacramento de la Reconciliación ha sido un lugar constante de restauración y recordatorio del amor perdurable de Dios por mí. Hay algo muy poderoso y humano en expresar en voz alta nuestros pensamientos y acciones pecaminosas, y luego escuchar en voz alta las palabras de la absolución. Todo nuestro ser se activa en esos breves momentos: cuerpo, mente y espíritu. Entramos en el confesionario quebrantados, heridos y, de alguna manera, separados de Dios, y salimos sanados, perdonados y reconectados con nuestro Padre amoroso y generoso. Pero debemos abordar el tema tabú: la confesión puede ser intimidante e incluso un poco aterradora. Es completamente comprensible que la perspectiva de admitir nuestro comportamiento pecaminoso ante otro ser humano nos parezca desalentadora, innecesaria o traumática. Sin embargo, el sacramento es uno de los grandes dones que Jesús nos ha dado, así que aquí tienes algunos recordatorios que te ayudarán a acercarte a la confesión con un poco menos de temor.
El sacerdote representa a Jesús; él ya lo ha oído todo antes y no sigue pensando en tus pecados una vez que has terminado.
El Catecismo nos recuerda que “el sacerdote ejerce el ministerio del Buen Pastor que busca la oveja perdida, el del Buen Samaritano que cura las heridas… El sacerdote es el signo e instrumento del amor misericordioso de Dios con el pecador” (1465). En otras palabras, Jesús te encuentra en el confesionario.
Todos los pecados mortales deben confesarse sacramentalmente, pero la gracia del sacramento también nos fortalece para evitar los pecados veniales.
Muy a menudo, si estamos luchando contra una tentación concreta, la confesión frecuente puede prepararnos para salir victoriosos. Padres, si sus hijos tienen problemas con el respeto o la honestidad, llévenlos a confesarse.
El pecado se pudre en la oscuridad, se nutre del secreto y crece cuando se le ignora.
Al igual que algunos virus que son destruidos por la luz del sol, la luz de Cristo brilla en nuestro corazón cuando recibimos las palabras de la absolución. Jesús nos ofrece la misericordia de su Padre; somos atraídos más profundamente al corazón de Dios y recibimos un poder sobrenatural para seguir adelante. El diablo nos tienta a evitar el sacramento por vergüenza, miedo u orgullo, y cuando lo hacemos, permitimos que nuestras heridas crezcan, que nuestros corazones se endurezcan y nuestra fuerza espiritual se debilite. Traer sus corazones al calor amoroso y suave de la luz de Cristo: ¡es una terapia de exposición para el alma!
La Iglesia se fortalece y se sana cuando el pueblo de Dios acude a él con sus luchas, pecados y heridas. El Sacramento de la Reconciliación no es una estrategia opcional para mejorar la vida; es un don fundamental de nuestro Señor. No lo pienses demasiado; simplemente ve. ¡Espero verte allí!
Pete Burak es el director de i.d.9:16, el programa para jóvenes adultos de Renewal Ministries. Tiene un máster en teología y es un conferenciante habitual sobre evangelización y discipulado.