| Por Pete Burak

Jesús resucitado es fuente de nuestra esperanza y alegría

Hay una broma entre mis hijos y yo: Si no puedes encontrar algo, pídele ayuda a mamá, y ella lo encontrará inmediatamente en cualquier lugar en el que ya hayas buscado 17 veces. Es increíble la cantidad de veces que estamos convencidos de que la bolsa de baloncesto de Donovan ha entrado en combustión espontánea y ha desaparecido para siempre, hasta que Cait entra casualmente en el estudio y sale con la escurridiza bolsa en la mano.

A esta pequeña escala, puede resultar inquietante que algo falte en el lugar donde lo viste por última vez. Imaginemos la confusión, escepticismo, asombro y admiración de los apóstoles cuando María Magdalena irrumpe y proclama que Jesús ya no está en la tumba. Sus corazones se habrán estremecido, dolido, maravillado, inquirido y atrevido a esperar. En sus mentes y conversaciones debieron surgir preguntas. ¿Será verdad? ¿Ha resucitado Jesús de entre los muertos? ¿Adónde ha ido? ¿Qué significa todo esto? ¿Me lo creo?

El poder de la Resurrección

Tal vez la afirmación más profunda y sorprendente del cristianismo se centra en el hecho de que Jesús de Nazaret murió en una cruz, fue sellado en una tumba y tres días después, ya no estaba allí. Él desapareció, dejando atrás sus paños funerarios.

Esta realidad alucinante comienza a estallar en todo Israel y, finalmente, en el mundo entero, porque María Magdalena llega a su tumba con la esperanza de honrar y venerar sus restos, pero en su lugar se encuentra con un Jesús resucitado. ¡Qué tremendo regalo para María ser la primera en ver y creer en la resurrección de Cristo! Su testimonio da lugar a una carrera bíblica a pie entre Juan y Pedro (gana Juan), pero Pedro entra en la tumba para enfrentarse de primera mano al hecho de que el cuerpo de Jesús ya no está allí.

A lo largo del resto de los Evangelios, Jesús sigue demostrando el poder de su cuerpo resucitado (atravesando muros), la realidad de lo que sufrió (el dedo de Tomás en su costado) y su visión de cómo el Evangelio llegará a todo el mundo (la Gran Comisión). El Evangelio carece de vida y es impotente si Jesús no resucitó de entre los muertos. Su resurrección lo cambia todo. La muerte fue derrotada, y el sacrificio perfecto fue hecho para la expiación de nuestros pecados. Nosotros, que no teníamos esperanza de vida eterna, ahora podemos ser resucitados a la gloria del cielo por el hombre que venció la maldición del pecado.

María Magdalena ayudó a los apóstoles a "encontrar" la Buena Nueva de la resurrección de Jesús, y ahora el Espíritu Santo hace lo mismo con los que buscan. Ahora podemos buscar y encontrar al Salvador del mundo. Ahora podemos mirar y ver la fuente de tanto nuestra esperanza como alegría. Ya no tenemos que preguntarnos dónde está Dios, porque él está cerca, caminando con y en los corazones de los que creen.


Pete Burak es el director de i.d.9:16, el programa para jóvenes adultos de Renewal Ministries. Tiene un máster en teología y es un conferenciante habitual sobre evangelización y discipulado.

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