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San Antonio Abad

(251-356) | Festividad: 17 de enero

No muchos santos son conocidos por luchar contra los demonios y por sus estilos de vida ermitaños, pero San Antonio Abad es uno cuya vida es una lección sobre lo que significa seguir luchando por el bien.

Antonio era un egipcio de noble cuna, pero poco después de que sus padres murieran, cuando tenía 20 años, tomó en serio la enseñanza de Cristo: “Si quieres ser perfecto, ve y vende lo que posees y da a los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sé Mi discípulo”. (Mt 19, 21) Después de dejar a su hermana menor con un grupo de vírgenes consagradas, Antonio emprendió una vida de soledad, primero viviendo fuera de las puertas de la ciudad y luego en el desierto, practicando la abnegación y dando testimonio a través de la oración constante.

Hay varios relatos de Antonio tentado por demonios en el desierto egipcio, y estas tentaciones se han registrado tanto en el arte como en la literatura a lo largo de los siglos.

La noticia de su vida como ermitaño comenzó a difundirse y las multitudes comenzaron a buscarlo en el desierto. Los monjes deseaban vivir como él y los laicos buscaban sus consejos, así como poderes curativos.

A menudo se le conoce como el "padre del monacato", porque fue el primer monje conocido en ir al desierto y ofrecer instrucción a las primeras comunidades monásticas que se asentaron cerca de él.

Los detalles de su vida provienen de la biografía Vida de San Antonio Abad, escrita en griego alrededor del año 360, por San Atanasio de Alejandría. Fue traducido al latín poco después de su publicación, convirtiéndose en uno de los libros más leídos de la Edad Media. Antonio vivió hasta los 105 años.

San Atanasio dijo sobre él: “Antonio no era conocido por sus escritos ni por su sabiduría mundana, ni por ningún arte, sino simplemente por su reverencia hacia Dios”.